Si bien para los cordobeses se trata de una tradición plenamente arraigada, a los que eligen nuestra ciudad como destino de sus escapadas o vacaciones en estas fechas del año, la cultura del consumo del caracol les resultará novedosa a la par que atrayente. Nuestros guías se encargarán de recomendar a todos aquellos que muestren curiosidad (sobre gustos no hay nada escrito, y conocemos a gente de la tierra que jamás se atrevería a comerse un plato de caracoles entero, como mucho, se contentan con mojar el pan en la exquisita salsa) los puestos que gozan de mayor fama. La combinación es perfecta: visita guiada & aperitivo de lo más exótico.
La costumbre de incorporar el caracol en la dieta de nuestra zona parece proceder de la cultura romana. Se cree que nuestros antepasados romanos destinaban áreas para la crianza y cuidado de este pequeño animal, al que procuraban una adecuada alimentación con el fin de cuidar al máximo la calidad del producto a consumir. Actualmente, esta antigua modalidad de crianza aún se mantiene, pues la inmensa mayoría de los caracoles que se degustan en las calles cordobesas, proceden de criaderos en los que se alimenta al suculento molusco con una dieta, rica sobre todo en calcio, y que potencia el aporte de vitaminas y propiedades beneficiosas; los caracoles destacan por su alto contenido en hierro, magnesio, fósforo o potasio entre otros, y, ¡buenas noticias!, aportan un bajísimo porcentaje de grasa, ya que su cuerpo está formado por agua en casi un 80%.
Paseando por la ciudad, ya sea por la parte antigua o por la más moderna, nos encontraremos con una especie de “chiringuitos” portátiles que se conocen como “puestos de caracoles”. Podemos coger sitio en la barra o, con un poco de suerte, hacernos con una de las codiciadas mesas en los veladores que estos peculiares establecimientos ponen a disposición. La oferta varía en función del tamaño y la modalidad de preparación del caracol. Los de menor tamaño, popularmente conocidos como “chicos”, se toman en caldo y se dispensan en vaso de cristal. Los de tamaño intermedio -denominados “cabrillas”- y los más grandes, catalogados como “gordos”, suelen servirse cocinados en una salsa que, debido al aliño y las especias, en ocasiones puede resultar bastante picante, de ahí lo de pedir en algunos sitios “los picantones”.
La temporada de consumo del caracol se extiende de marzo a mayo, aunque si alguno de los comerciantes así lo quiere, puede solicitar una licencia y así prolongar el plazo hasta mediados de junio. Este año, un total de casi 50 puestos de caracoles estratégicamente repartidos por todos los barrios de la ciudad, harán las delicias de quienes se acerquen a disfrutar no sólo de estas originales y ancestrales recetas, sino de cada rincón y plaza de Córdoba donde se ubican, todo esto en una época del año tan propensa a pasar más tiempo al aire libre.
Estos son los puestos de caracoles preferidos de EnCórdobate:
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Puesto de la Plaza de la Magdalena: Precioso lugar, aquí se encuentra una de las iglesias más antiguas de Córdoba, la plaza cuenta con un parque muy bonito y al lado del puesto, en la taberna preparan unas berenjenas a la miel estupendas (para los menos atrevidos). Recomendamos probar “los gordos” en su salsa, y cuidado que se acaban pronto.
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Puesto de Cruz de Juarez: En la zona moderna, al norte, subiendo hacia el barrio residencial de El Brillante, se halla este puesto al que la gente de Córdoba le tiene verdadera devoción. Aquí también ofrecen “caracoles para llevar”.
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Puesto de Noreña: En Poniente, la especialidad de este puesto es la de “los picantones”, los favoritos de nuestra compañera Nani.
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Caracol Express delante de la Estación de Tren: Ideal para los que viajan a Córdoba en tren, nada mejor que tomarse un sabroso tentempié recién llegado. Los caracoles en salsa carbonara causan furor.
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Puesto Plaza del Vizconde de Miranda: En el Barrio de San Pedro, plaza tranquila con tabernillas donde también podemos bebernos un buen fino.
Si quieres saber más sobre este fenómeno primaveral típicamente cordobés, contacta con nuestros guías. Porque ojo, también hay bares de toda la vida famosos por sus caracoles… ¡y no te vamos a contar aquí todos nuestros secretos!.
Descubre con nuestras visitas guiadas toda la cultura monumental y gastronómica de Córdoba.